Solamente se libra de no mojarse de vino quién no participa porque entrar en la batalla supone acabar empapado de arriba a bajo. En esta peculiar batalla el único enemigo es el que va seco o limpio y no hay vencedores ni vencidos.

La 'Batalla del clarete' acaba cuando no queda vino, pero da para mucho, porque las bodegas y cooperativas locales donan cada año más litros para que sean lanzados a cualquiera que pase por ahí, este año se han donado más de 40.000 litros.

Los vecinos de esta localidad disfrutan así de su día grande en San Asensio en La Rioja, un pueblo pequeño, pero conocido a nivel nacional no solo por elaborar uno de los mejores claretes, sino porque un día al año disfrutan utilizándolo como arma arrojadiza.