Hoy es un edificio fantasmagórico pero Carlos recuerda su esplendor, él nació en la 'Casa Bailly', de estilo modernita y lo recuerda con unas fotos de niño en brazos de su madre.

Se construyó en 1926 para ser un hotel de 22 habitaciones pero acabó como casa de veraneo de la familia Bailly, republicana. Les incautaron la vivienda en la Guerra y se convirtió en cárcel gestionada por falangistas. Luego pasó a ser Escuela de Mandos del Movimiento, que gestionaba el padre de Carlos.

El Ayuntamiento de Cambre está dispuesto a cederla a quien la restaure porque calculan un coste de tres millones de euros que ellos no pueden permitírselo. "En Cambre tenemos para inversión en el año 2017 de 2.200.000 euros", explica Óscar Iglesias, alcalde de Cambre.

En decadencia desde los años 60, ha sido lugar de juegos de fantasmas para niños, como en la película 'Todo es Silencio' de José Luis Cuerda. "Todas las generaciones nos escapábamos, veníamos de noche, esta tapiada porque en el acceso a las plantas superiores hay partes que faltan", afirma Elisa Pestonit, concejala de Servicios.

La casa tenía unos jardines de 30.000 metros cuadrados e incluso había una vivienda para los guardeses pero fue destruida por la ampliación de la Carretera Nacional 6. De su esplendor queda poco, ni siquiera los espectaculares mosaicos que cubrían el suelo, sólo un esqueleto de una casa catalogada como singular.