El cartel de Schweppes de la Gran Vía de Madrid lleva cinco décadas iluminando y viendo pasar la vida. Llevamos tanto tiempo viéndolo -en películas, fotografías y postales- que ya forma parte de la memoria de todos.
Declarado rótulo histórico es tan popular que se ha convertido en un símbolo de la ciudad. El edificio Carrió fue construido pensando en albergar publicidad y desde hace 50 años es el cartel de Schweppes el que tiene este privilegio, una parada obligada de turistas y locales que quieren hacerse una foto.
600 kilos pesan los más de cien neones que componen uno de los primeros letreros luminosos que tuvo la capital y que sustituyó en 1972 a un cartel del tabaco Camel.
Aunque lleve ahí medio siglo no siempre ha sido igual. Hace unos años, durante diez semanas se retiró para pasar por chapa y pintura y sus letras en mayúsculas se sustituyeron por las que conocemos hoy en minúsculas y que se han convertido en el principal atractivo para las habitaciones del hotel situadas detrás, casi siempre ocupadas por quienes quieren disfrutar de unas vistas privilegiadas.
De hecho, en 2009 una ordenanza municipal decretó la retirada de más de 400 carteles luminosos de Madrid, solo unos pocos recibieron el indulto. Este fue uno de ellos, declarado rótulo histórico, porque sin él la Gran Vía sería la misma, pero ya no sería igual.
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