El nido de la 'jet set' marbellí se creó en 1953. El culpable, el noble y empresario Alfonso de Hohenlohe. El príncipe se trasladó a la ciudad en los años 40. Con él trajo a todo su séquito de amigos, hasta el punto de que ya no le quedaban habitaciones en casa para sus invitados. La solución fue fácil: decidió abrir el Hotel Marbella Club.

Este fue el primero de muchos otros complejos hoteleros que edificó en la ciudad. Alfonso fue el primer promotor de Marbella y la ciudad se lo compensó nombrándole hijo adoptivo. Pero el golpe definitivo lo dio la realeza saudí de mano del Rey Fahd. Su estrecha amistad con el Rey emérito, Juan Carlos I, hizo que su interés por Marbella aumentase.

Construyó allí el Palacio de Mar Mar a imagen de la Casa Blanca. Y trajo mucho dinero consigo. Se calcula que al día el séquito real se gastaba 30.000 euros en comercios y restaurantes. Y no sólo eso, además reservaba más de 300 habitaciones en los mejores hoteles, lo que elevaba el presupuesto a la friolera de 180.000 euros. Era tal su poder que cada año se formaban colas de personas buscando trabajar para el rey.

Otro que forjó su imperio en Marbella es Jaime de Mora y Aragón. El aristócrata con su pelo engominado y bastón en mano, se hizo hueco en la vida nocturna marbellí, fundando varios clubes en los años 70. Su don de gentes le llevó al cine, a la televisión y las revistas. Y con él, iba Marbella. Gracias a todos ellos Marbella ha sido la playa de la 'Jet Set'. Pero no teman, para los que andamos más justitos de presupuesto, siempre nos quedará la parte barata: el sol y el mar.