Cuatrocientos años después de su muerte, podría haberse resuelto el misterio si las iniciales M.C. del lateral del ataúd significan Miguel de Cervantes. De momento, el antropólogo forense Francisco Etxebarría asegura que "aún no hay ninguna evidencia".

Piden cautela porque en ese mismo féretro han encontrado huesos de varias personas y todos en muy mal estado, lo que dificulta los análisis antropológico y osteológico. Los que buscan son los de un hombre de 69 años con una mano deformada, chepa y solo seis dientes. "En el plano antropológico todavía no tenemos ningún avance", añade Etxebarría.

Llegaron a ellos introduciendo una cámara dentro del nicho, que abrieron al descubrir el ataúd. Ahora los restos serán examinados en un laboratorio que han habilitado en la misma Cripta y si es necesario, más adelante pedirán un análisis de ADN.

Quizá esta sea la última oportunidad de encontrar al escritor, porque según los estudios previos, Cervantes jamás fue sacado del convento y la cripta es el único lugar lógico en el que estaría enterrado. Si en algún momento se movieron a otra parte de la finca, creen los investigadores que esta vez sí estaría perdido para siempre.