El río Eo marca la frontera natural de una polémica más política que lingüística. El gallego reclama protección en Asturias y no gusta en Oviedo. "La propuesta es un tanto atrevida. Cada uno en su sitio", defienden algunos asturianos con los que ha hablado laSexta. Pero la petición tiene una explicación: al oeste de Asturias, entre los ríos Ro y Navia, se habla una variedad lingüistica en la que el propio nombre está en conflicto.
Ahora se llama eonaviego, pero tradicionalmente se conocía como gallego-asturiano. Y en la calle, muchos lo llaman fala. "No nos centremos solamente en el nombre y defendamos la historia que tenemos detrás de lo que 'falamos'", ha destacado el alcalde de Vegadeo, César Alcarez. Un ejemplo: si en castellano se dice 'hermano', en gallego se dice 'irmán', en eonaviego 'ermao' y en asturiano 'hermanu'.
En la calle, los vecinos insisten: "Ni es asturiano, ni es gallego ni es castellano". El poeta Dámaso Alonso lo describía como una mezcla de los idiomas que le rodean, como "un arcoíris entre dos colores inmediatos". Se dan así pequeñas variaciones que no propician un hermanamiento identitario. El principado pretende reformar su estatuto de autonomía y proteger el asturiano.
Por su parte, la academia gallega solicita la misma protección para esta lengua que ellos consideran una variación del gallego. "Recordar que hay una minoría gallegohablante en el occidente de Asturias, que tienen sus derechos y que deben ser reconocidos", ha argumentado Enrique Monteagudo, vicesecretario de la Real Academia Galega. No lo ve así el historiador Antonio Álvarez: "Es una actitud colonialista e impresentable".