La expresión 'De Madrid al cielo' se torna real cuando subes los más de 100 metros de altura del Faro de Moncloa. Es quizás uno de los monumentos y construcciones que menos visitas reciben en Madrid, pero allí puedes encontrar unas vistas de la ciudad nunca vistas.

Estar más cerca del cielo es querer quedarse con un pedazo de él, y es precisamente a ese 'Pedazo de cielo' al que cantaba Luz Casal hace 30 años, la misma semana en la que el Faro quedó inaugurado.

Desde entonces, el coloso se ha convertido en toda una atracción turística y no son pocos los que repiten la visita para ver cómo ha cambiado la ciudad en todos estos años.

También es punto de interés para cualquier turista que se precie, aunque siempre es mejor subir totalmente equipado con prismáticos, móviles, tablets o cualquier dispositivo con el que poder inmortalizar cómo de la urbe se pasa en un solo giro de 180 grados al verde de los pinares o el gris de las cumbres de la sierra de Guadarrama.

Amado por unos y odiado por otros. Sobre todo por el tiempo que ha pasado cerrado. Por ejemplo, en 2016, entre otros problemas, un incendio en uno de los ascensores lo mantuvo durante años clausurado. Antes, problemas de goteras, más fallos en sus ascensores y placas metálicas que se desprendían de la estructura protagonizaron los hechos más accidentados de la historia de este faro.

Ahora, en su 30 cumpleaños, el Faro de Moncloa se presenta como una de las mejores opciones para poder ver los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el edificio de Telefónica en la Gran Vía o las Cuatro Torres, a vista de pájaro.