"Lo recuerdo como el intérprete que transmitía al público lo que yo quería para los personajes que había escrito, que había dirigido, lo quise mucho", decía Olivera a las puertas de la funeraria del barrio porteño de Palermo donde fue velado el actor.

Olivera, quien produjo y dirigió películas de Luppi como 'La Patagonia rebelde' (1974) y 'No habrá más penas ni olvido' (1983), lo definió como "un ser humano muy particular" y "muy querible", que le dio alegrías profesionales y personales y que siempre se caracterizó por ser un "suavizador" de situaciones conflictivas.

"Aportó a toda aquella actividad en la que participó, fundamentalmente talento, un talento desbordante, una capacidad de crear" y "seriedad de trabajo", afirmaba. Martínez, protagonista de las premiadas 'El nido vacío' (2008) y 'El ciudadano ilustre' (2016), consideró a Luppi un actor "extraordinario, fuera de la norma, que marcó una época" y dejó trabajos "memorables" que quedaron en la historia del cine argentino.

"Para mi generación fue un gran maestro y además de un excelente profesional, un gran compañero", señalaba y añadía que el intérprete, nacido en 1935 en Ramallo, provincia de Buenos Aires, fue un hombre "de una prestancia, galardía, carisma y talento poco frecuentes".

"Nos hemos reído mucho", aseguró. Otras personalidades del teatro, el cine y la televisión en Argentina, como la actriz Ana María Picchio, se acercaron a despedirse del actor y manifestar el pésame a familiares y amigos. Después, los restos mortales de Luppi fueron trasladados al cementerio porteño de la Chacarita para ser inhumados y depositados en el panteón de actores.

El actor de icónicas películas como 'Martín (Hache)' sufrió un tropiezo que le ocasionó un golpe en el brazo y la cabeza y le produjo un hematoma que tuvo que ser drenado. Por este incidente, sufrió complicaciones que le llevaron a ser ingresado en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, donde finalmente falleció.