Braudy explicó que, cuando dirigía la oficina de Nueva York de la productora de Douglas, el acoso comenzó con comentarios lascivos del actor sobre su vida sexual y su cuerpo. Con el tiempo, el acoso empeoró hasta un día en el que vio "cómo el actor se metía las dos manos en sus pantalones desabrochados".

"Me di cuenta horrorizada de que se estaba frotando sus partes íntimas. En segundos, su voz se quebró y me pareció que había tenido un orgasmo", narró.

Los hechos habrían ocurrido en 1989. "No dije nada. Estaba sorprendida que no hubiese descompuesto aunque estaba humillada. Me di cuenta que él pensaba que podía hacer lo que quisiese porque era mucho más poderosos que yo", agregó Braudy.

Poco después, Douglas pidió a Braudy firmar un acuerdo de confidencialidad y ella dejó la compañía ese año. El actor, de 73 años, salió al paso de estas acusaciones a comienzos de mes cuando se le contactó acerca de ellas y antes de que salieran a la luz pública.

"Es una completa mentira, una falsificación, no hay nada de verdad en eso", aseguró. El actor se disculpó si en alguna ocasión se expresó de manera inapropiada en su presencia, pero negó las otras dos alegaciones: que la boicoteara profesionalmente y que la acosara sexualmente.