La polémica está servida: las máquinas también pueden ser artistas. Cinco artistas han elaborado una obra inspirada por un estilo pictórico concreto, el arte de Estados Unidos de mediados de siglo XX, y la quinta ha corrido a cargo de Cloudpainter, una inteligencia artificial capaz de pintar una obra original.

Aunque siendo justos, el reconocimiento se lo merece su creador: Pindar Van Arman. A través de un algoritmo ha instalado la creatividad entre los circuitos del artefacto.

Primero, le enseñó un poco de historia del arte a través de un software que tenía en su base de datos todas las grandes obras. El siguiente paso fue hacer que el robot pudiese crear de cero una nueva obra siguiendo un estilo pictórico determinado. El resultado ha pasado desapercibido ante los ojos de más de un experto en arte. ​