Dos hombres han encontrado, por casualidad, 11 sables de principios del siglo XIX, perfectamente reconocibles, envainados bajo una fina capa de arena en el fondo del mar en Formentera.

"Íbamos con la zodiac y el tapón se perdió. Guillermo bajó a buscarlo con los pies de pato y las gafas y subió y llevaba una espada", ha explicado Manel Guash, el hombre que ha hallado el tesoro.

La sorpresa se la llevaron al ver que había muchos sables más. Tuvieron que sacarlos con mucho cuidado para no dañarlos. Lo primero fue descubrirlos totalmente; después, un buzo los vendó, otro los etiquetó y un último los sacó del agua, casi como si fuesen en una camilla.

Es un hallazgo inédito. Miden entre 110 y 115 cm, son todos rectos y podrían ser de origen español o francés, de un pecio que podría estar hundido en la zona. "Es un conjunto arqueológico que nunca se había encontrado en tan buen estado de conservación", ha asegurado Javier Rodríguez, director del proyecto Ibeam.

Las armas han emergido por el movimiento de las corrientes. Ahora, esperan para ser restauradas, mientras se sigue buscando en el fondo del mar para intentar localizar la embarcación hundida de la que probablemente salieron.