Micrófono en mano, gafas de sol y acompañado por Peter Frampton. De esta manera arrancaba el mítico David Bowie su recorrido por Madrid en 1987. Lo hizo con un objetivo muy claro: querían pasar desapercibidos, pero no lo consiguieron. Eso sí, ni móviles ni selfies. Los fans de entonces eran mucho más discretos.

Bowie era el más reconocido, y si se interesaban por su acompañante, se ponía incluso un poco celoso; tanto, que se apropiaba de todo lo que caía en sus manos. Madrid estaba por entonces llena de pequeños negocios, casi irreconocible. Y allí estaba Bowie, en lugares como la plaza Santa Ana, ejerciendo de guía turístico para explicarlo todo.

"Esta es la ciudad de Granada pintada por El Greco", explicaba a través de su micrófono mientras recorría las calles de la capital española. Aunque esta ciudad no destacaba por sus artistas ni por su historia. Para Bowie, lo más valioso era su gente. "Las personas son muy simpáticas", afirmaba Bowie. Además, eran discretas. A un peluquero no le hizo nada de gracia que Peter Frampton quisiera cortarse la melena allí.

Su recorrido acaba en la Plaza Mayor madrileña. Aunque para Bowie: "Todo era mentira. Llevamos todo el día en Venecia". 14 minutos después de iniciar la grabación de su paseo, su objetivo se cumplió: dos cervezas en el centro de Madrid, que alberga aún el recuerdo del histórico icono del rock y el glam.