Llegando a alcanzar el 98% de humedad, y con una temperatura media de 30 grados en verano, una cosa está clara: en Nueva Orleans hace mucho calor.

Normal que Marlon Brando se tuviese que quitar la chaqueta en 'Un tranvía llamado deseo' y regalarnos estos momentos. Pero es más que eso. El sudor forma parte de la obra de Tennessee Williams, igual que el alcohol o las relaciones familiares. Estas últimas, por cierto, marcadas por la historia de su hermana, diagnosticada de esquizofrenia.

Lo dice en sus obras, en sus guiones y se refleja en los brillos de los actores en sus adaptaciones cinematográficas.

El calor asfixiante se nota en las escenas, agobia y añade tensión. Es lo que vivió el escritor desde su infancia: represión sexual y miedo a la locura en un clima húmedo que hacía difícil el dormir por las noches. Por algo acabó siendo conocido en Hollywood como 'El ardiente Tennesse Williams'.