Sin grandes estrenos y con películas aplazadas hasta 2021, el mundo del cine pinta un escenario tan negro como sus pantallas apagadas, negro, sobre todo, para los cines pequeños y de tradición familiar.

Javier Margareto, propietario de Cines Avenida, en Palencia, cuenta que "los estrenos llegan con cuentagotas y con el confinamiento, las distribuidoras han decidido parar los estrenos hasta que estemos al 100%".

"Tenemos que seguir abiertos mientras los bancos nos lo permitan y mientras la bondad de los espectadores nos lo permita", expresa, por su parte, Francisco Heras, propietario de cines Broadway/Manhattan de Valladolid.

A esos espectadores todavía temerosos que se resisten a entrar en una sala, les recuerdan que en los últimos cuatro meses, desde el fin del estado de alarma, no se ha producido ningún contagio dentro de un cine.

Sin embargo, esta no es, desde luego, la primera crisis que han vivido. En los años 90, con la aparición de los multicines en la periferia de las ciudades, los cines pequeños del centro, como el Paz de Madrid, se vieron obligados a reconvertirse: "Pasó de una sala de 1.000 butacas a cinco salas de distinto aforo porque ya no se llenaban las salas grandes", señala Carolina Góngora, propietaria del Cine Paz de Madrid.

Asimismo, Carolina Góngora indica que en el Cine Paz tienen "una programación especifica", lo que "atrae un público mayor, pero fiel de todas las semanas y todos los meses".

Mientras, en los cines Avenida de Palencia, la normativa les limita el aforo. "Lo que hemos hecho es que todas nuestras sesiones terminen a las 21:45 horas", señala Javier Margareto, propietario de Cines Avenida, en Palencia.

El sector calcula una caída de ingresos del 70% para el 2021

El año pasado, la industria del cine recaudó más de 600 millones de euros, pero este 2020, desde el sector calculan una caída de ingresos de más de un 55% y de un 70% para el 2021.

"Consumamos el cine en las salas de cine", reclama Francisco Heras. Eso es lo único que piden, que los espectadores de recuesten en la butaca y hacerle novillos a la vida como decía Woody Allen para que la vida confinada sea distinta al menos durante una hora gracias a una sala de cine.