Una escalinata de dos metros de altura perfectamente construida y perfectamente conservada 2.500 años después ha dejado boquiabiertos a los arqueólogos. "Es única en el Mediterráneo por su conservación fundamentalmente, conserva las dos plantas y eso no lo conocemos en todo el Mediterráneo", señala Sebastián Celestino, director del Instituto de Arqueología de Murcia.

Otros elementos como un sistema de desagüe que sigue funcionando a día de hoy, una bañera que bien podría ser un sarcófago o los restos de una escultura griega que encontraron recientemente, hacen que todavía no sepan bien ante qué se encuentran. "Podríamos decir que estamos ante un santuario de la época pero claro todavía nos queda excavar el 80%", apunta Celestino.

Sin saber aún por qué desaparecen, si sabemos que antes de irse se dieron un festín y sacrificaron a más de 60 animales y es que todavía quedan restos. "Un sacrificio que ponemos en relación con el final del edificio y con la realización de un gran banquete", apunta Esther Rodríguez, codirectora de la excavación.

Tras la fiesta, acaban incendiándolo todo y enterrándolo bajo arcilla. Una dramática despedida que ha resultado ser la mejor forma de conservar esta maravilla del siglo V a.C.