A casi todo el mundo le gusta el queso. Y al queso le gusta... la música. O, al menos, a las bacterias encargadas de formar su sabor. Así lo ha demostrado un maestro quesero suizo que desde hace seis meses cura sus ruedas de Emmental acompañadas de música; concretamente, de nueve canciones.

Lo hace metiendo cada queso en cajas separadas y con un altavoz pegado a su base reproduciendo todos los días, durante las 24 horas, el mismo tema: 'La flauta mágica', de Mozart; 'Stairway to heaven', de Led Zeppelin, un tema de tecno... Dejando una rueda de Emmental sin sonido como método de control.

Todo, para demostrar que en su sabor no sólo influye la humedad o la temperatura. La idea era descubrir si al queso le gustaba más una melodía que otra, y la respuesta es sí: hay un queso que 'suena' mucho mejor que los demás, y es el que ha estado escuchando sin parar un tema de hip-hop de los 90.

No lo dice cualquiera, sino un jurado de maestros queseros que hicieron una cata a ciegas en la que aseguraron que las diferencias eran muy claras: en la textura, el sabor y la apariencia. El queso de hip-hop es más dulce, se parece mucho a un Emmental. Pero cuando es un sonido más agudo, produce un queso más especiado, más fuerte, que puedes sentir hasta en la nariz.

Este experimento, llamado 'queso sónico', es pionero porque, aunque la "sonoquímica" existe para intentar comprender el efecto del ultrasonido en las reacciones químicas, nunca antes se había probado en los quesos. Después del éxito de esta iniciativa, el maestro quesero ya piensa en comercializarlo y, por qué no, madurar el queso con canciones a gusto del consumidor.