La de la humanidad es una historia con mucho, mucho alcohol. En concreto, 10.000 años de existencia en los que el ser humano y la bebida han estado siempre juntos. Y tantos años pegados a la botella dan para cogerse una borrachera cósmica.

Los humanos prefirieron la cerveza antes que el pan: empezaron a cultivar más bien para beber, y no tanto par alimentarse. "Bajamos de los árboles buscando fruta madura en el suelo", ha explicado Mark Forsyth, periodista y autor de 'Una borrachera cósmica'.

El alcohol llegó hasta el Antiguo Egipto, donde a los esclavos se les pagaba con cerveza. Hasta las reflexiones de los griegos eran dulces en los symposium, donde se reunían. Para Platón, emborracharse era como ir al gimnasio. Decía: la primera vez te sientes mal, pero luego te acostumbras.

"Los persas discutían de negocios dos veces: una borrachos y otra sobrios. Si llegaban a la misma conclusión, cerraban el pacto", ha relatado Forsyth. Se cuenta incluso que los romanos pasaban por la sauna para deshidratarse y así poder ingerir más cantidad de alcohol.

Bebemos en una cena romántica, con los colegas, mientras preparas la comida, o en una taberna de una película de Tarantino; por placer o por trabajo, bebemos con la familia, los amigos y el jefe. Beben también los hobbits en la Tierra Media y hasta los extraterrestres. Es la historia etílica de los que beben, brindan y celebran, en estos 10.000 años de humanidad.