El mundo pensaba que era francés, pero en realidad era cántabro: Jean León conquistó el estómago del Hollywood dorado de los 50, pero llegó allí huyendo del franquismo. "Se marcha a Francia, de Francia a EEUU y allí por una serie de golpes de suerte se hace amigo de Frank Sinatra, de James Dean, de Paul Newman, de Marylin Monroe", explica Martí Gironell, autor de 'La fuerza de un destino'.

Ya en Hollywood y como taxista, Frank Sinatra y Ava Gardner se subieron a su coche. León acabó haciéndole un favor a Sinatra y éste le dio un trabajo en su restaurante. Empezó a codearse con gente que le contó las claves para triunfar.

"Confidencialidad, secretismo, discreción", bajo estas tres directrices coleccionó amigos en Hollywood. "Conecta muy bien con James Dean y empiezan a soñar despiertos. ¿Y por qué no montamos un restaurante?", explica Gironell.

Así nació La Scala: León logró que todos desearan ir a su restaurante y no solo actores. Kennedy y Reagan cenaron allí: alta cocina y servicio exquisito, incluso a domicilio para las estrellas más brillantes. "Fue él quien sirvió la última cena a Marylin Monroe", señala Gironell.

Con el tiempo, León empezó a coquetear con otra idea: servir su comida junto al mejor vino posible. Creó su propia marca en España, en el Penedés. Reagan lo sirvió en la fiesta de su nombramiento como Presidente de EEUU.

León nunca volvió a vivir en España, pero su nombre perdura en su vino y ahora también en una novela que recoge su vida y muestra por qué llegó tan lejos: cocinó sus sueños, los mezcló con perseverancia y los sazonó con una pizca de suerte.