Comer humus se ha puesto muy de moda. Está en las cocinas de medio mundo. Este puré de garbanzos es una de las recetas más típicas de oriente medio y milenaria. Su sabor es inconfundible gracias al tahini, pero no puede faltar el aceite de oliva. Como tampoco se debe pasar por alto su elaboración, una que empieza el día de antes de ser consumido.

El propietario de Hummuseria, Shai Kirchheimer, insiste en que los garbanzos se tienen que remojar durante la noche anterior. Ya remojados, hay que cocerlos durante mínimo cinco horas. "Para que sean muy muy suaves", añade. Es más, el caldo con el que se cocinan se utiliza para triturarlos, pero sin echar aceite. Ese es el secreto mejor guardado de Oriente Medio.

La realidad es que existen infinitas recetas más allá de comerlo con crudités. "Vamos a hacer el humus con champiñón, que es uno de mis favoritos. Pongo una cuchara de champiñones en el medio, salsa tahini y un poco de salsa picante y aceite de oliva", enumera el experto.

Otra opción para los amantes de los frutos secos es recurrir a piñones. "Base de hummus con almendras tostadas, piñones tostados, garbanzos, salsa de chili limón y ajo y siempre terminamos con aceite de oliva", desvela.

Eso sí, sea cual sea la receta nunca se debe utilizar para acompañar. El hummus no es un acompañante. Es un plato. Es más, en Oriente Medio ha sido el desayuno tradicional para quienes necesitan mucho esfuerzo, reconoce Kirchheimer.

Finalmente, solo quedaría conocer la técnica con la que se come este puré de garbanzos: "Intentas coger el máximo humus posible con el mínimo de pan". Y ahora sí, a comer.