Todo empezó el 23 de julio en un local conocido como 'The Blind Pig'. La policía entró violentamente y arrestó a los 82 asistentes de la fiesta que se estaba celebrando. El hijo del dueño del local le tiró una botella a uno de los agentes, pero se marcharon con los detenidos, dejando a los vecinos enfurecidos. Durante las siguientes horas, se produjeron una oleada de saqueos e incendios por toda la ciudad.

El presidente Johnson mandaba dos brigadas de las fuerzas aéreas para sofocar los disturbios. Mientras, la guardia nacional del ejército junto con la policía de 'Detroit', con más de un 90% de agentes blancos, trataba de hacer frente a la enfurecida población negra de la ciudad.

Tras cinco días de enfrentamientos, la violencia cesó dejando un balance desolador: 43 muertos, 1.189 heridos, 7.200 arrestos y 2.000 edificios destruidos en menos de una semana.