Intrigas, asesinatos, secuestros, neonazis, infidelidades, crisis de pareja, palizas, zombis, tráfico de drogas, ultras del Real Madrid y del Atlético, histeria colectiva, linchamientos, persecuciones, chuletones, pacharán...De todo, hasta una lúcida crítica al sensacionalismo de algunos medios de comunicación, referencias a epidemias y alertas sanitarias, gabinetes de crisis y ruedas de prensa desde el Palacio de La Moncloa muy similares a algunas que se suelen aparecer habitualmente en los telediarios...
De todo esto y mucho más hay en esta espléndida, fresca, canalla, irreverente, políticamente incorrecta y divertidísima novela negra de humor surrealista destinada a convertirse en título de culto.
Narrada en primera persona por su protagonista, Daniel Ortiz, cuyo mayor logro hasta sus treinta y dos años ha sido "demostrar que la goma de borrar Milan podía durar toda la EGB" y que "sin explicación aparente, sin ser gordo, eligió ser portero cuando jugaba al fútbol de niño, portero suplente, el único que no se duchaba después de los partidos... porque, no jugaba nunca".
Daniel Ortiz pronto nos confiesa que "perder el tiempo es lo primero que aprendí yo en la vida. Es como un talento inverso. Un don putada". Es un héroe destinado desde su más tierna infancia a ser un oscuro y eterno perdedor al que, sin embargo, el destino le da la oportunidad de enfrentarse con él de la manera más dura ya que, por motivos inherentes a los peligros de su profesión como vendedor de máquinas de coser al por mayor, matará a un hombre "casi inocente". Un crimen que no le genera un gran sentimiento de culpa porque "un asesinato sólo te jode la vida si te toca ser el muerto", pero sí innumerables salpicaduras, demasiada atención mediática y muchos y muy graves problemas, empezando por una serie de desternillantes disquisiciones sobre las distintas formas de hacer desaparecer un cadáver.
Su canción favorita es I walk the line de Johnny Cash, es un hombre "al que cortan en las fotos de grupo y nadie se percata. El tipo que les dice a unos testigos de Jehová que vuelvan otro día y se olvidan" y que "si hubiera sido Wally, no me habría encontrado nadie en ninguno de sus libros, aunque me hubiesen vestido de fucsia y al resto en escala de grises".
Ortiz reconoce que "lo más osado que he hecho es ser el primero de mi familia en comprarse un colchón viscoelástico" y en consecuencia la primera pregunta que le asalta es obvia: "Con esta mierda de vida de provincias que he amasado durante treinta y dos años, ¿cómo coño me explico que ahora esté ocultando un cadáver en el maletero del coche de mi empresa?".
Pero esta es sólo la primera de una serie de interrogantes que se le van planteando al protagonista de la historia a lo largo de la misma, después vendrán otras.
Hasta ahora, al periodista, meteorólogo y presentador de televisión Javier Gómez Santander (Santander, 1983), se le conocía por sus apariciones en la cadena 'SER', 'laSexta Meteo', 'laSexta Columna' o 'Al Rojo Vivo', pero gracias a 'El crimen del vendedor de tricotosas', a partir de ahora se le conocerá también como un excelente autor por esta novela desternillante, incorrecta y brutal.
Se abre con algunos cambios
Notre Dame, la catedral renacida: los colores que los siglos habían borrado vuelven tras su reconstrucción
Lo más llamativo de esta nueva Notre Dame es su luminosidad y el regreso de un color que los siglos habían borrado. En el exterior, las gárgolas dañadas por las mangueras que querían detener las llamas ya han sido reparadas.