Es ya un ritual: entrada, palomitas y la película da comienzo. Nos recostamos en la butaca y si la historia no es mala salimos tan contentos. Pero cada vez demandamos más: ya no sólo buscamos la calidad de lo que vamos a ver, sino el lugar donde lo vamos a ver. Por eso en París se decidió estrenar 'La vida de Pi' en un cine ambientado en la película.

El espectador se encontraba en una barca igual que la del protagonista. Se busca la experiencia de inmersión. Y en eso, los coreanos despuntan con asientos diseñados para moverse y crear efectos ambientales como olores, lluvia o niebla.

También hay cines para los niños: toboganes y columpios para mantenerlos entretenidos. Y si la película aburre, siempre te puedes unir o relajarte en un hidromasaje, echarte una siesta o disfrutar del paisaje. Todo vale cuando se busca la originalidad. Pero no se dejen engañar: afortunadamente, se vea donde se vea, la 'serie B' no mejorará.