La mayor tragedia civil de la historia naval se saldó con 500 muertos frente a las costas de Brasil. Aquella desgracia dejó historias increíbles, como la de Carmen Hernández. Su abuelo consiguió meter a su mujer y a uno de sus hijos en un bote del que no consiguieron salir con vida. En cambio, él y su otro hijo sobrevivieron después de tirarse al agua. Aparecieron con vida diez diás después, tras pasar tres jornadas en el mar. Unos indígenas les rescataron y les curaron sus quemaduras solares con emplastes caseros.

La familia del capitán Lotina tiene otra gran historia. Algunos periódicos le acusaron de estar borracho en el momento del naufragio (se celebraba en cubierta un baile de carnaval) y de haberse pegado un tiro al descubrir que se iban a hundir. Un investigador, Francisco García Novell, ha demostrado que no era cierto. El capitán Lotina era un experto marinero que murió intentando salvar a los demás.