31 temporadas después y con más de 680 capítulos a sus espaldas, Los Simpson se han consolidado no sólo como la serie de animación de referencia, sino como una de las mejores creaciones televisivas de todos los tiempos.

Lejos de quedarse ahí, las vivencias de la familia amarilla llevan inundando nuestro día a día con más frecuencia de la que se podría pensar. ¿Quién no se ha acordado de un diálogo absurdo y brillante de alguno de los protagonistas mientras hablaba con un amigo?

Las redes sociales han permitido tener una 'segunda vida' a la serie, con cientos cuentas dedicadas a analizar y a disfrutar de cada fotograma que Matt Groening y su equipo nos han regalado durante estas tres décadas.

Es en Instagram donde podemos disfrutar de homenajes más variados, con cuentas que recogen los momentos más violentos y transgresores, las escenas más icónicas o las canciones que muchos no se pueden quitar de la cabeza.

A veces es un simple fotograma el que, visto por sí mismo, nos evoca a una parte de nosotros mismos que, sin darnos cuenta, nos ha calado hondo. Un bosque, un cigarrillo, una ventana o un anuncio de un periódico.

Cuando te quieres dar cuenta, llevas media hora mirando esos momentos, quizás hasta hayas buscado el capítulo concreto en el que el señor Burns es disparado o en el que Moe es abofeteado.

La 'vuelta' que le han dado estas cuentas homenaje a la serie la actualizan a nuestros días, creando una nueva subcultura y dándole una vuelta de tuerca a lo que pensábamos que conocíamos hasta los huesos.

De Los Simpson se ha escrito mucho, se han estudiado todas sus lecturas sociales, psicológicas, cognitivas y vitales. Pero, ¿y si hay más de lo que pensamos detrás de cada secuencia? ¿Y si realmente tenemos un momento de la serie que puede representarnos en la vida real? ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en Springfield?

Son las preguntas que nos provoca una serie que, aunque pueda haber pasado ya sus mejores días, se mantiene viva por sí misma como un ecosistema que jamás deja de sorprendernos con nuevas lecturas.

Difícil no salir de estas cuentas sin reafirmar el amor por la serie que, quizás sin tanta intención como muchos le firmamos, forma parte de nosotros como el Badulaque de Springfield.

Al final, sus predicciones, aunque llamativas, son lo de menos. Su cultura, su crítica y sus infinitas reflexiones perdurarán.