Banksy ha abierto una tienda temporal en el sur de Londres donde se venden objetos "imprácticos" y "ofensivos" con fines benéficos y para defender "la marca" del artista. 'Gross domestic product' (producto interior bruto) ha aparecido de la noche a la mañana en el barrio de Croydon, ocupando un antiguo comercio en desuso, y estará allí ubicada durante 15 días, cuando se podrán adquirir las piezas por Internet.

A diferencia de otras tiendas, la de este enigmático artista mantendrá las puertas cerradas y las luces encendidas las 24 horas, como si se tratara de una exposición, para que el público pueda apreciar el género antes de adquirirlo "online".

Una cuna de bebé vigilada por múltiples cámaras; el chaleco blindado con la bandera británica que el rapero Stormzy llevó en el festival de Glastonbury o felpudos hechos con chalecos salvavidas de inmigrantes rescatados en las costas del Mediterráneo son algunas de las piezas en oferta, que parten de un precio mínimo de 10 libras (11,20 euros).

"A lo mejor usted está cometiendo un delito si compra estas obras".

En un comunicado, Banksy, conocido por sus audaces grafitis, ha indicado que el dinero que se obtenga con la venta se destinará "a comprar un nuevo barco de rescate de inmigrantes para reemplazar el confiscado por las autoridades italianas". "O sea, que a lo mejor usted estará cometiendo un delito si las compra (las obras)", ha advertido.

Otra razón que ha llevado al artista, que mantiene su identidad en secreto, a montar esta iniciativa comercial es, según explicó, "la menos poética" imaginable relacionada con la creación artística, pues resulta de la necesidad de reivindicar su marca. Y es que, su abogado ha explicado que una empresa de producción de tarjetas con imágenes de obras de Banksy ha iniciado un pleito judicial reclamando el control total sobre la marca.

El artista de Bristol (oeste inglés) está "en una posición difícil" -dice el experto-, porque tiene un nombre o marca pero no lo utiliza para la comercialización de productos, de modo que, según la ley, la marca "puede ser transferida a alguien que sí la use".

Como solución, Stephens le propuso que abriera su propia tienda para vender sus creaciones, que incluyen también un juego infantil en el que los niños pueden apilar figuras de madera de inmigrantes en un camión de transporte.