Es posible que Rubens nunca llegase a imaginar que sus lienzos inspirarían a una cantaora de flamenco. Pero la pintura y la música tienen algo de magia y cuando las dos se fusionan surge una obra única repleta de pinceladas de voz.

"Yo creo que la sala de Rubens me atrajo tantísimo precisamente por los contrastes de claroscuros porque es el mismo abanico de colores que existe en el flamenco. Por eso, iba viendo cuadros y se me iban viniendo letras a la cabeza y cantes", dice Rocío Márquez, cantaora de flamenco.

La cantaora Rocío Márquez forma parte del Festival Internacional de Arte Sacro, cuya música llena distintos escenarios de la Comunidad de Madrid.

"Apoyarnos en espacios no litúrgicos, no religiosos, que representaran esa sacralidad mucho más abierta para nosotros era fundamental", asegura Pepe Mompeán, director del Festival Internacional de Arte Sacro. Uno de ellos, el museo del Prado, en plena celebración de sus 200 años de historia.

"Hay veces que invitamos a otras artes a que participen del diálogo con la pintura porque todas las artes combinadas son más potentes. Nos llevan más lejos y nos permiten trasladar el mensaje de que la cultura nos hace mejores", explica Carlos Chaguaceda, director de comunicación del museo del Prado.

Tal vez aquel 5 de junio de 1625 que Velázquez representó en su cuadro 'La rendición de Breda' tenía una agradable música.

La tristeza, la pérdida y el duelo es lo que inspira a los hermanos Cubero el cuadro 'Los amantes de Teruel'. Música en conexión directa con la pintura para llegar a nuestra dimensión más espiritual.