El último lunes de mayo a las 12 en punto en una empinadísima colina de Coopers en Gloucester el ritual es el siguiente: un hombre con sombrero y bata blanca es el maestro de ceremonias y el encargado de lanzar el queso. Son 4 kilos de queso que salen rondando y llegan a coger hasta 120 kilometros por hora... normal que ni las autoridades locales recomienden participar en la carrera.

Son tres competiciones masculinas y una femenina y en todas ellas se repite exactamente lo mismo: primero gritos de euforia, volteretas, golpes, golpes y más golpes... y claro que hay heridos, de muy diversa consideración.

Desde 2009 ha dejado de celebrarse de manera oficial precisamente por su peligrosidad. Aun así, cada año vuelve a repetirse: los 4 kilos rodando y todos los valientes competidores detrás. Dicen que es indispensable pasar por un pub primero para coger valor para tirarse y después para curar las heridas. A los más pequeños, la victoria les espera en la cima para evitar grandes heridas. El equipo de rugby local es el encargado de los placajes aunque es imposible que puedan llegar a todos.