Para Alberto Velasco sus 120 kilos nunca han sido un problema para dedicarse a la danza: "Yo bailo y hago lo mismo que mis compañeros". Se sube al escenario y no deja indiferente a nadie. "Todos los coreógrafos con los que he trabajado querían encontrar cuerpos distintos con los que trabajar", asegura Alberto Velasco, bailarín de danza contemporánea.

Lisbeth Gruwaz, primera musa de Joan Fabre, toda una referente en la coreografía del contemporáneo también celebra el día internacional de la danza. "Es muy especial conectar y comunicarte a un nivel diferente con la audiencia", asegura Lisbeth.

En Círculo de danza hay clases en las que participan personas desde los 30 a los 65 años y practican géneros tan distintos como la salsa o el pasodoble. Para ellos bailar es toda una terapia para "el equilibrio, la memoria, la coordinación...", explica Carmen Márquez, profesora de baile de Salón. Una terapia que todos pueden practicarla, hay atajos para la felicidad y el baile es uno de ellos.