10 de agosto de 1519. Cinco naves, capitaneadas por el portugués Magallanes y con 240 marineros a bordo, parten desde Sevilla rumbo a las islas de las especias. Rumbo a lo desconocido.

Siguen la ruta del Oeste, buscando un paso al sur del Nuevo Mundo que les permita alcanzar el Océano Pacífico. "Muy cerca ya de haber encontrado el paso que se iba buscando para llegar a la isla de las especias, gran parte de la tripulación se sublevó, entre ellos el propio Juan Sebastián Elcano", narra José Luis Sampedro, historiador.

Reprimido el motín, los aventureros alcanzan las islas occidentales del Pacífico. Allí, en la actual Filipinas, Magallanes pierde la vida en una escaramuza con los indígenas y el vasco Juan Sebastián Elcano toma el mando de la expedición.

Llega a las Molucas, tierra de las especias, y navega hacia España cerrando el círculo de la Tierra, pero desafiando un nuevo riesgo. "Si los portugueses se enteraban de que estaban viniendo desde las Molucas, utilizando su ruta, atravesando sus mares, podían apresarlos y confiscar su carga", explica Ana María Martín, cartógrafa.

Tres años después de su partida, Elcano y otros 17 hombres regresan a Sevilla a bordo de la única nave superviviente, la Nao Victoria. Una victoria trágica pero histórica para la humanidad.

"Es una gesta tan importante como la llegada del hombre a la Luna. Fue una demostración empírica de la redondez de la Tierra" puntualiza Martín.

De la importancia de la hazaña también habla Sampedro: "En ese mismo año, 1519, es cuando Cortés consuma la conquista de México. Para España en ese momento se abre un mundo que es como la conquista del espacio".

Lo consiguieron con un barco como el de las imágenes, los instrumentos de navegación de la época y los mapas incompletos que hoy muestra el Instituto Geográfico Nacional. Su proeza cambió el destino del mundo.