Hace 25 años que 'El Show de Truman' anticipaba la telerrealidad. 24 horas emitiendo la vida de un personaje tan vulgar como vulnerable. No sé si les suena, pero hoy, nuestras vidas cada vez están más expuestas en redes sociales.

Una película protagonizada por un Jim Carrey que, aunque venía de la comedia, demostró que era capaz de todo, incluso de emocionar a los espectadores con escenas muy emotivas como el reencuentro con su supuesto padre.

Esta película marcó a varias generaciones. Tal fue su influencia que se llegó a desarrollar el Síndrome de Truman, el trastorno psicológico en el que el paciente cree que le espían, que su vida es parte de un reality show.

Para rodar algo tan irreal como la vida de Truman, encontraron un pueblecito de Florida, Seaside (Estados Unidos), el cual parece haber sido creado con decorados de cine pero que es completamente real.

Una escenografía que se completó con la inspiración de las postales de Norman Rockwell que reflejaban el sueño americano en los años 50.

Fue la obra de René Magritte la que ilustró la última y épica escena de la salida de Truman, quizá el momento más importante de su vida, porque es cuando empieza a vivirla de verdad.