Un flashazo en una noche de tormenta. Un destello y todo se apaga. Tan sencillo como eso. ¿Velas? Una aromática de regalo. ¿Radio? La del teléfono con un 25% de batería. ¿Alexa? No responde, no hay corriente.

Hemos pasado por esta experiencia en un par de ocasiones, sin duda. Un mal temporal oscurece nuestros hogares y nos hace conscientes de la total dependencia eléctrica que sufrimos. El 'mono' aparece a los pocos minutos, cuando no hay WiFi que soporte Netflix ni siquiera una luz para iluminar las páginas de un libro. El episodio suele ser pasajero y en cuestión de minutos o pocas horas todo vuelve a la normalidad. Alexa, pon Spotify.

Pero Austria ha decidido poner cartas en el asunto y prepararse ante un eventual apagón que deje al país completamente aislado. La electricidad es un motor de lo más básico: desde la cocina a los hospitales; de los bancos a las instalaciones militares. Tener infraestructuras y una población capaz de hacer frente a días e, incluso, semanas sin energía se ha convertido en una política de Estado. "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo", explicó la ministra de Defensa, la conservadora Klaudia Tanner.

España, una "isla" energética

Ahora bien, ¿podría suceder algo similar en España? Los expertos consultados por laSexta.com no descartan categóricamente que pudiera suceder algo así, una situación en la que desapareciera el riego energético en nuestro país durante varias jornadas, aunque apuntan que no hay demasiadas posibilidades.

"Nada está descartado al 100%, pero las posibilidades de que pase en España no son superiores ahora mismo que en cualquier otro momento de nuestro país", explica el director general de Transición Energética de la Generalitat Valenciana, Pedro Fresco. El técnico es una de las personas que mejor conocen el sector energético de nuestro país y ha escrito varios libros sobre el tema, como 'El Nuevo Orden Verde' y 'El futuro de la energía en 100 preguntas'.

Fresco señala que la "variedad energética" de nuestro país elimina los riesgos de apagón, gracias a la "isla" energética que es la península. "No es la misma situación en España, donde la mayoría de nuestro gas entra por buques metaneros y podemos aspirar a una amplia de gama de proveedores. Pero Austria tiene una dependencia estricta del gasoducto ruso ya que no tienen mar por el que pueda llegar ese gas", asegura.

De hecho, la mayoría de Europa es dependiente del gas ruso. En España nuestra 'vulnerabilidad' más reciente ha venido por el cierre de uno de los conductos por el que entra el gas argelino en nuestro país, en concreto el que atravesaba Marruecos. Queda abierto uno de ellos, pero la situación pretende compensarse con buques que introduzcan el gas en nuestro país.

La tormenta perfecta para el apagón

Es precisamente la dependencia energética del gas natural, un combustible fósil, lo que hace que Ecologistas en Acción considere más posible un evento natural o humano que acabe con la electricidad de nuestro país a gran escala. "La posibilidad de un gran apagón no es probable, pero sí se va haciendo cada vez más real", apunta Luis González Reyes, miembro de la organización, en conversación con esta cadena. La razón es que nuestro sistema energético es muy dependiente de combustibles fósiles, como el carbón y el gas. El gas, precisamente, puede ser una de las claves que favorezcan este gran apagón... por razones demográficas pero también políticas.

"Rusia y Argelia han llegado a su máximo de capacidad de extracción de gas", advierte González, autor varios libros sobre energía como 'En la espiral de la energía'. "Además, sus consumos internos han crecido como consecuencia del desarrollo de la sociedad y eso dificulta su capacidad exportadora. La situación es problemática: si le añades una coyuntura donde se utiliza el gas como arma política, se acaba utilizando como una herramienta más", argumenta.

Así, el 'caos' podría desatarse si estallara una tormenta perfecta: "Imaginemos una situación anticiclónica con poco viento, frío intenso y aumento de la demanda de electricidad para calentar las casas. El mercado del carbón está cortocircuitado y hay restricciones del mercado gasista. Podría suceder", alerta.

El Gobierno pide tranquilidad: "Tenemos una reserva muy importante"

La Vicepresidencia Tercera insiste en que la posibilidad de que suceda un evento de estas características es irreal. Preguntados en el Ministerio para la Transición Ecológica al respecto, remiten a declaraciones de la vicepresidenta Teresa Ribera de las últimas semanas, donde ha negado con rotundidad que vaya a suceder. Las reservas de gas, afirma el Gobierno, permitirían sostener el consumo durante entre 40 y 43 días. "El episodio más tenso que hemos vivido en los últimos años ha sido Filomena y consumimos el equivalente a dos días. Tenemos una reserva muy, muy, muy importante", defendió Ribera.

Pero a pesar de los esfuerzos del Ejecutivo y de numerosos expertos, el pánico ha cundido entre parte de la población. Si al inicio de la pandemia desapareció el papel higiénico de los supermercados, ahora los camping gas, hornillos o linternas a pilas -el llamado kit de supervivencia- están desapareciendo de las estanterías. El 'gran apagón' es muy tangible para estos ciudadanos: bien por catástrofes naturales, por eventos planetarios o, incluso, la actividad de terroristas informáticos.

"¿Una tormenta solar? Se ha dicho siempre, no es algo nuevo, pero no es probable y no ha sucedido mucho. ¿Un ataque informático? Potencialmente puede pasar, pero no es realista", niega Pedro Fresco. "No hay más posibilidades hoy de un 'gran apagón' que hace cuatro añosy nadie estaba obsesionado, comprando hornillos o bombonas de butano. Imposible no es nada, pero es extremadamente improbable. No hay que entrar en pánico", reclama el técnico de la Generalitat.

Más crítico es todavía el miembro de Ecologistas en Acción. "Ante una situación de emergencia real y complicada no hay salidas en solitario: no va a haber una casa que sobreviva mientras las demás se vienen abajo", censura González. "Sería mucho más sensato que las personas hablen con sus vecinos de cara a estas situaciones. Ahora es una tormenta de nieve que paraliza la ciudad, después una pandemia, un apagón... Nuestro mundo está cambiando y necesitamos tejidos sociales densos para sobrevivir", insiste.

Red Eléctrica: "No hay indicios de gran apagón"

El operador del sistema eléctrico de nuestro país, la empresa semipública Red Eléctrica de España (REE), ha descartado tajantemente la posibilidad de una caída integral -o parcial- del sistema. "En España no hay ningún indicio objetivo que haga pensar que pueda producirse un problema de suministro eléctrico", asegura a laSexta el jefe del Centro de Control del sistema eléctrico de la compañía, David Alvira.

"Tenemos un elevado nivel de cobertura y la capacidad de generación es más del doble que cualquier punta de demanda que se haya podido producir nunca en nuestro país", tranquiliza el técnico, que afirma que "la resiliencia" de la red energética de nuestro país ha quedado demostrada en numerosas ocasiones. La más reciente, durante la tormenta Filomena de enero.

¿Es, entonces, viable una avería capaz de tumbar toda la red energética de nuestro país? "Averías hay y ha habido continuamente, pero REE las circunscribe a determinadas zonas y las arregla en horas", explica Fresco. "Cada vez la red eléctrica es mejor, cada año la calidad del suministro es mejor y REE está preparada para estas eventualidades. Cuando se piensa en conspiraciones, siempre se ha ido un paso por delante y el gestor tiene protocolos para hacerles frente", asegura. En este sentido, el experto invita a la reflexión a los ciudadanos preocupados: "Me gustaría que la gente pensase en cuántas veces se iba la luz cuando éramos pequeños y cuántas veces sucede ahora".

Descartado que vaya a suceder en el futuro próximo algo similar al fin de la electricidad, González aduce que deberíamos aplicar la prevención. En dos sentidos: por un lado, reduciendo el consumo -"cuanto menos consumes menos has de producir y eres más resiliente"-, sobre todo por parte de los usuarios más electrointensivos; y, por otro, desarrollando la autonomía energética. "Esto pasa por un desarrollo de las renovables que lo sean realmente y que no solo generen electricidad: que también produzcan trabajo -es decir, sean capaces de moler, mover, etc-. Imagina que el cortocircuito fuera en el mercado del petróleo: sin combustible, las ciudades quedarían desabastecidas", afirma.

¿Y si Austria se va a negro?

La preocupación es entendible al ver a otros países prepararse ante un eventual apagón. Si bien España está asegurada energéticamente, ¿qué ocurriría si Alemania o Austria se fueran a negro? ¿Podrían arrastrarnos con ellos? "Nuestra dependencia energética con Europa es muy baja", tranquiliza Fresco. "Tenemos capacidad de sobra y no tendría que haber ningún problema porque hay protocolos en las redes eléctricas de todos los países para intentar paralizar el problema. No se va a caer la red en toda Europa", zanja.

Las fortalezas y debilidades del sistema eléctrico español están clara y el 'gran apagón' no está en su horizonte. Ahora bien, el consumo responsable de la electricidad debería priorizarse, antes de comprar un camping gas. Y, sobre todo, ser más conscientes cuando pidamos aquello de 'Alexa, enciende la luz'.