Investigadores americanos aseguran que la alteración que provoca la ausencia de luz en el cerebro incide en unas células de la retina que cuando se activan por la luz brillante repercuten sobre el área neuronal encargada de controlar el ánimo.
Tras someter a ratones a tres horas de mucha luz seguidas de otras tres a oscuras, los investigadores han comprobado que se quedan apáticos, quietos, con la hormona del estrés por encima de lo normal y estaban hasta cegados.
Por eso, los expertos recomiendan cambiar la rutina de utilizar los aparatos electrónicos después de cenar y nos invitan a apagar las luces intensas.
De todas maneras, si a pesar de las recomendaciones queremos seguir utilizando estos aparatos, informan de que la luz menos dañina es la de los libros electrónicos.
Se ha comprobado que un uso continuado de ordenadores, tabletas o móviles por la noche favorece tanto a la depresión como a la falta de sueño.