El bloque de hielo, de más de 6.000 kilómetros cuadrados, se encuentra unido a la masa de hielo antártica a lo largo tan solo de cinco kilómetros. Las partes del iceberg que ya se han desprendido han comenzado a moverse precipitadamente hacia el mar, han ensanchado la grieta y han dejado el hielo restante "cerca del punto de ruptura", según el científico que monitorea Larsen C en la Universidad de Swansea en Gales, Adrian Luckman.

La inminente partición, sin embargo, no afectará al nivel del mar global porque el hielo que se ha desprendido ya estaba a flote en el océano, aunque algunos científicos temen que podría acelerar la desestabilización de la plataforma de hielo Larsen C.

Según la Agencia Espacial Europea (ESA) y el científico de la Universidad de Edimburgo Noel Gourmelen, el iceberg que se creará será uno de los más grandes de la Antártida, tendrá 190 metros de espesor, 1.155 kilómetros cúbicos de hielo y podría rellenar 462 millones de piscinas olímpicas. La ESA, además, señaló que las barreras vecinas, Larsen A y Larsen B, experimentaron un proceso similar con "fragmentaciones espectaculares" en 1995 y 2002, respectivamente.