Los fragmentos encontrados incluyen fibras semisintéticas de celulosa, utilizadas en la fabricación de telas, entre otros materiales no biodegradables. Según el doctor Alan Jamieson, que ha dirigido la investigación, se trata de un "descubrimiento aterrador" que demuestra que el plástico es capaz de llegar (y contaminar) las zonas más recónditas de la Tierra.