Despegamos, y abrochaos los cinturones porque vienen turbulencias. Durante 45 minutos temblaron los pasajeros de un vuelo que aterrizó con 30 heridos. A unos les da por rezar y a otros, por reír. En otro vuelo, las turbulencias no hicieron tanta gracia. Tuvieron que aterrizar de emergencia.

La tecnología ya puede evitarnos estos malos ratos. Un láser colocado en el frontal del avión detecta las partículas que producen las turbulencias a 17 kilómetros de distancia, lo que le da más de un minuto al piloto para reaccionar.

"Nosotros lo que necesitamos es tener una presencia visual en una pantalla para poder evitarla con tiempo suficiente, ya en que los aviones, normalmente la velocidad media a esos niveles es de más de 900 km/h", ha explicado Javier Gómez Barrero, presidente del SEPLA.

Por el suelo acabaron en otro avión. Prever las sacudidas hace que los heridos se reduzcan en un 60%. El techo de un avión quedó destrozado después de que un pasajero se golpeara durante una turbulencia. Iba de pie y salió volando. La tripulación recomienda siempre mantenerse sentado y con el cinturón abrochado.