En el vídeo se puede observar cómo envuelven una caja con sumo cuidado. Una vida depende de la rapidez de lo que va dentro: un dron que en menos de diez minutos recorre cinco kilómetros; un recorrido que callejeando hubieran sido hasta dos horas.

Su destino, aunque lo parezca no es un aeropuerto, sino un hospital. Un aterrizaje histórico, porque en su interior se encuentra un riñón vivo, lo que Trina, una paciente, necesita desde hace tiempo. Rápidamente, el trasplante puede realizarse con éxito.

Una vida se ha salvado gracias a una técnica revolucionaria, la primera vez que se intenta esto con un órgano vivo; y es que cada minuto es crucial, porque el órgano se deteriora. Solo es una prueba, pero con drones rápidos como el que ha salvado la vida a Trina podrán salvarse muchas más en los próximos años.