Antes de la pandemia ya se hablaba del 'gran apagón', aunque desde el punto de vista de la ficción: un 'podcast' contaba la historia de una España sumida en la oscuridad por un apagón provocado por una fuerte tormenta solar de la que no se había informado previamente. Después de que el mundo entero se viera afectado por una fuerte pandemia que provocó confinamientos en prácticamente todos los países, el 'gran apagón' volvió a ser tema de conversación: Austria llegó a prepararse ante la posibilidad de un enorme fundido a negro que dejara a la población europea sin electricidad por tiempo indefinido, si bien en España los expertos aseguraba que las posibilidades de que esto ocurriera eran mínimas.
Ahora, en un mes de julio donde todas las miradas están puestas en la ola de calor que azota el país, se vuelve a escuchar hablar de fuertes tormentas solares que podrían afectar a la Tierra. En esta ocasión, todo parte de una previsión hecha pública por la física del clima espacial Tamitha Skov, conocida como 'Space Weather Woman' y conocida por sus previsiones y pronósticos acerca de lo que ocurre en el espacio, la heliosfera y la exosfera. "¡Golpe directo! Un filamento con forma de serpiente lanzado como una gran tormenta solar en zona de impacto de la Tierra. La NASA predice el impacto a primera hora del 19 de julio. Parece posible que se dé una potente aurora en latitudes medias. Los usuarios de radio y GPS esperan fallos en las señales en el lado de la Tierra donde sea de noche", escribe la doctora en su perfil de Twitter.
Lo cierto es que las 'erupciones solares' son bastante comunes: es la normal actividad del sol. Las conocidas como llamaradas solares son fuertes golpes de radiación que proceden de la liberación de energía magnética, son los eventos explosivos más grandes del sistema solar. Según la propia NASA, se pueden ver como zonas brillantes en el sol y pueden durar desde varios minutos a varias horas; eso sí, los efectos de las tormentas geomagnéticas pueden permanecer en la magnetosfera y en la atmósfera de la Tierra durante días o semanas. La actividad solar relacionada con el clima espacial se puede dividir en cuatro componentes: erupciones solares, eyecciones de masa coronal, viento solar de alta velocidad y partículas energéticas solares.
La doctora Skov señala que si bien "la orientación magnética de esta tormenta solar dirigida a la Tierra es difícil de predecir", podrían tener lugar condiciones de nivel G-2, e incluso de G-3, siempre que el campo magnético esté orientado hacia el sur. No obstante, de darse una tormenta solar con posibles efectos en la Tierra tanto la NASA como el Centro de Predicción del Clima Especial de la Administración Estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) habrían emitido algún tipo de aviso. La última advertencia de la NOAA, emitida este mismo lunes, sí que confirma una previsión de actividad geomagnética, si bien señalan que "no se esperan tormentas geomagnéticas de nivel G-1 ni mayores", ni tampoco características significativas de viento solar transitorio o recurrente.
Con respecto a la posible radiación solar, la NOAA apunta a que persiste una "pequeña posibilidad de tormentas de radiación S-1 (menor) hasta el 20 de julio, debido a la complejidad y las ubicaciones favorables de algunas regiones activas en la zona occidental del disco solar, mientras que podría darse alguna pequeña posibilidad de apagones de sistemas de radio hasta el 20 de julio. Las tormentas solares de radiación de nivel más bajo (S-1) apenas tienen efectos, más allá de algunos problemas en las comunicaciones por radio de alta frecuencia en las regiones polares.
Niveles de las tormentas solares (NOAA)
Las tormentas solares se clasifican en función de su potencia. Es la escala definida por la NOAA:
- G-1 (menor)
- G-2 (moderada
- G-3 (fuerte)
- G-4 (severa)
- G-5 (extrema)
En el nivel más bajo, y el más común, no tiene apenas efectos, ni a nivel biológico ni en cuanto a efectos en operaciones satelitales, si bien pueden darse impactos muy bajos en las comunicaciones por radio de alta frecuencia en las regiones polares; este tipo de tormentas solares se dan, de media, unas 50 veces cada ciclo, que dura 11 años. En el otro lado de la escala se encuentran las tormentas solares extremas, con muchos más efectos: riesgos inevitables para los astronautas en actividad extravehicular, y también riesgo de radiación para pasajeros y tripulación de aeronaves que vuelan a gran altura en latitudes elevadas. Las operaciones satelitales pueden quedar inutilizadas, y son posibles los apagones completos en las comunicaciones de alta frecuencia, mientras que se dificultan enormemente las operaciones de navegación. No obstante, este tipo de tormentas solares son infrecuentes: menos de una cada 11 años.