La NASA y SpaceX estiman en un 50% las probabilidades de que la misión Demo-2 despegue este sábado desde Cabo Cañaveral (Florida) debido a la amenaza de posible nubosidad, precipitaciones y tormentas eléctricas que impedirían el lanzamiento.
Al comienzo de la retransmisión del despegue del cohete Falcon 9, previsto a las 15.22 hora local (19.22 GTM), el ingeniero de SpaceX John Insprucker dijo que también están controlando las "alertas meteorológicas en caso de necesitar abortar la misión durante el despegue".
Con todo, el ingeniero jefe dijo que acababa de salir de una reunión para analizar las condiciones climáticas y que "por el momento se ven una serie de parámetros buenos" que permitirían el despegue desde la plataforma 39A del Centro Espacial Kennedy.
Este es el segundo intento para enviar a la Cápsula Crew Dragon a la órbita terrestre y a los astronautas de la NASA Bob Behnken y Doug Hurley a la Estación Espacial Internacional (EEI) en el primer viaje espacial con humanos desde suelo estadounidense en nueve años.
Los problemas climáticos, claves en el lanzamiento
La NASA y SpaceX decidieron cancelar el lanzamiento el pasado miércoles ante la presencia de la electricidad en el ambiente, ya que, de haber seguido para adelante, el despegue podría haber generado una tormenta eléctrica.
El equipo sigue monitorizando las previsiones climáticas, incluida la posible formación de una depresión tropical en el océano Atlántico, que, según el Centro Nacional de Huracanes, tiene un 60 % de probabilidades de formarse en las próximas 48 horas.
El sistema de bajas presiones se localiza a unas 500 millas al sureste del archipiélago de las Bermudas y se podría convertir en un depresión tropical a medida que se desplaza hacia al noroeste del Atlántico.
Mientras, Behnken y Hurley iniciaron las preparaciones para el despegue de lo que será el primer vuelo espacial comercial que, según sus promotores, marcará "una nueva era de la exploración espacial".
En 2011 la NASA se vio obligada a utilizar los sistemas de lanzamiento rusos como el Soyuz para enviar a sus astronautas al espacio, algo que cambiará con el despegue del cohete Falcon 9.
Trump y Pence, pendientes del lanzamiento
La misión Demo-2 forma parte del programa comercial de vuelos espaciales con el que la NASA busca abaratar los costes de los viajes al espacio a través de compañías privadas como la de Elon Musk, fundador de SpaceX.
También es el primero tripulado de esas características operado por una compañía privada, pues aunque Virgin Galactic ha realizado ya vuelos tripulados al espacio han sido hasta una altitud inferior a la de la órbita terrestre.
Las compañías aeroespaciales Boeing y SpaceX fueron seleccionadas en septiembre de 2014 para diseñar naves, cohetes y sistemas que permitan el transporte de tripulaciones de la NASA a la EEI.
Al igual que el pasado miércoles el presidente de EE.UU, Donald Trump, y el vicepresidente, Mike Pence, estarán presentes durante el lanzamiento en el Centro Espacial Kennedy.
Los dos astronautas saldrán del centro Kennedy para abordar la nave por la misma puerta que usaron Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins el 16 de junio de 1969 cuando iniciaron su histórico viaje a la Luna.
Todo un hito
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En su quinto vuelo de prueba, la compañía lanzó el cohete más grande de la historia y logró recuperar la primera fase del mismo, un hito fundamental en el objetivo de hacer partes reutilizables para futuras misiones.