Recibir un contenido privado y subido de tono en tu móvil, ya sea una foto o un vídeo, puede ser peligroso. No por el hecho de recibirlo, sino en el momento de reenviarlo o compartirlo. Si contribuyes a su difusión sin consentimiento previo estás incurriendo en un delito.

Se conoce comúnmente como ‘sexting’ y es una de las formas de atentar contra el artículo 197.7 del Código Penal, es decir, el hecho de convertirse en coautor de un delito contra la intimidad y el derecho a la propia imagen.

En el caso de compartir o reenviar una foto o vídeo privado de un tercero sin su consentimiento estaríamos incurriendo en un delito de "descubrimiento y revelación de secretos" contemplado dentro de ese artículo 197.7.

Podemos entender el ‘sexting’ como el acto de compartir o enviar fotos, vídeos o mensajes de contenido sexual, íntimo o erótico a través de dispositivos electrónicos. El castigo penal para este tipo de práctica, siempre que ocurra sin consentimiento de la persona o personas que aparezcan en dichos mensajes, oscila entre tres meses y un año de cárcel o multas de seis a 13 meses.

Poco importa si la persona que lo comparte aparece o no en el vídeo. Si las personas que aparecen en él no autorizan su difusión, compartirlo o enviarlo es delito. Tampoco importa el número de personas que lo haya difundido: es delito tanto si eres el primero en compartirlo como si lo has hecho después de que se haya convertido en fenómeno viral.

Además, en caso de enviarlo desde tu puesto de trabajo, a través de tu ordenador o de tu dispositivo habitual de trabajo por ejemplo, la empresa podría castigarte por vulneración de protocolos de medios de compañía.

Cómo actuar correctamente

Lo primero que pensamos es que denunciar puede ser la salida más correcta pero lo normal es que no tenga ninguna repercusión. Al tratarse de imágenes grabadas en la intimidad, sólo los implicados pueden denunciarlo de manera efectiva.

Lo que sí está en la mano de quien recibe el vídeo es avisar a quien se lo envía de que está cometiendo un delito y a la víctima para que pueda denunciarlo. Reenviarlo o mostrarlo nunca es una opción; lo importante es cortar de golpe la cadena de difusión de ese contenido.