Dentro de un ataúd hermético de hierro, ahí estaba el cadáver de una mujer que salió a la luz en unas obras en Nueva York. El hallazgo, que fue en 2011, resultó sorprendente y tras varias averiguaciones, finalmente constataron que se trataba de una mujer que fue enterrada en el siglo XIX.
Sólo durante un periodo de tiempo del siglo XIX se utilizaron este tipo de ataúdes, dato que resulto clave, junto con la ropa, para comprobar cuándo murió la mujer
Según informa el medio Live Science, el buen estado de conservación del cuerpo permitía observar en la cara de la muerta posibles lesiones de viruela. De hecho, interrumpieron la investigación sobre el cadáver durante un tiempo hasta que pudieron comprobar que no había ni rastro de este virus.
Las investigaciones posteriores han permitido saber que era una mujer afroamericana de 1,6 metros y que tenía entre 25 y 30 años cuando murió. Incluso han hecho una simulación de su cara. De hecho, Live Science asegura que el cuerpo probablemente sea el de Martha Peterson.
El lugar en el que se descubrió el cuerpo fue una iglesia de negros libres y también un cementerio.