Las colillas podrían ser la materia prima para insonorizar paredes. Valentín Gómez, profesor de Física de la Universidad de Extremadura, lleva un año trabajando con ellas para convertirlas en material aislante.

La idea surgió hablando con un compañero. "Pensábamos que si nadie lo había intentado sería porque no funcionaría, pero los resultados son mucho mejores de lo que esperábamos", cuenta.

Han conseguido la financiación para comprar un tubo de impedancias, con el que miden la absorción de las colillas, cercana a la de materiales utilizados en la construcción, como lanas de roca y fibras de vidrio. "Tenemos absorciones cercanas al 100%", explica.

Llevar a la práctica este descubrimiento puede ser muy importante para el medio ambiente, ya que las colillas suponen el 30% de la basura mundial, por delante de los envases, botellas y bolsas, debido a que el 65% de los cigarrillos acaba en el pavimento y en los océanos.

"Una simple colilla puede contaminar miles de litros de agua potable y tarda entre 10 y 15 años hasta que se termina degradando", explica Julio Barea, portavoz de Greenpeace.

En España, por cada botella de plástico se arrojan 18 colillas. Con el proyecto de la Universidad de Extremadura, se reciclarían por completo y, con el material resultante -junto con alguna resina o pegamento- podrían aislarse las paredes, como se hace con los materiales de construcción.

En tres años esperan poder probar los resultados a gran escala. "Creemos que podemos demostrar que funcionan bien y lo que falta es que haya gente interesada en comercializar esto", indica Gómez.

De esta forma, podríamos acabar con los 4.000 millones de cigarrillos que cada año ensucian nuestro planeta.