Al museo de la Antártida no se llega ni en coche ni en metro, sino que hay que coger una lancha para poder llegar hasta él. Port Lockroy es el museo situado más al sur de todo el planeta.
Esta antigua base secreta recrea la vida de los primeros investigadores en la Antártida, algo semejante a "viajar en una máquina del tiempo varias décadas atrás", cuenta la responsable del museo Adele Jackson, quien explica que "los visitantes pueden sentir lo mismo que los hombres que vivieron aquí y descubrir las investigaciones que hacían.
La base nació durante la II Guerra Mundial y funcionó hasta los años 60. Tras décadas inactiva, en 1996 se recuperó como museo.
En su antiguo laboratorio, se realizaron las primeras investigaciones antárticas hace 50 años, algo que resulta "impresionante" para los visitantes, fascinados por poder ver "el material con el que trabajaban en aquellos años".
Algunos de estos aparatos siguen funcionando igual que lo hacían en aquellos años, donde investigadores británicos sobrevivían al duro invierno a base de carbón y latas de conserva. "Al que le tocaba cocinar tenía un trato preferente, se podía dar el primer baño caliente de la semana", cuenta como anécdota Adele Jackson.
El museo es la zona más visitada de la Antártida, y recibe cada año a 15.000 personas. El merchandising y el turismo también han llegado al Polo Sur.
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