Para Marta, solo verse en la sala de espera del centro de salud antes de un análisis de sangre suponía una auténtica tortura. El motivo: su fobia a las agujas. "Podían decírmelo un mes antes que me tenía que sacar sangre que ya estaba llorando y lo pasaba muy mal", relata la joven, que hoy ha podido superarla gracias a una terapia de realidad virtual.
Un tratamiento que comienza por aprender técnicas de control de pensamiento, con mensajes como "es muy poco tiempo", "soy capaz de hacer esto, ya lo he hecho otras veces", o "sé cómo es la sensación", según explica la propia paciente.
Esperanza Martínez, psicóloga clínica de Metropol Salud, detalla que, una vez aprendidas estas estrategias, el siguiente paso es exponer al paciente a lo que menos miedo le da e ir subiendo hasta lo que más temor le causa: desde la situación en la que está en su casa, al momento de ir al ambulatorio, estar en la sala de espera o ya en la sala de extracción cuando le sacan sangre.
Este último es el momento clave. Provista con gafas de realidad virtual, los pacientes como Marta pueden ver cómo la enfermera prepara la aguja. Para que todo sea más real, normalmente los psicólogos emplean también un algodón con alcohol en la propia consulta.
Después de ocho sesiones, sacarse sangre se ha convertido en simplemente "una cosa más" para Marta. "No es algo agradable que me guste, pero ya lo tengo controlado", afirma.
En este centro también tratan con realidad virtual los problemas de mandíbula. El fisioterapeuta de Metropol Salud Francisco Javier Urresti explica que "la mascarilla aumenta la sensación de ahogo y fatiga", lo que contribuye a que "el sistema nervioso central aumente el apriete dentario". Con la realidad virtual, el paciente va abriendo más o menos la boca dependiendo del tamaño de la fruta (virtual) que se le aproxima, una herramienta más para manejar este problema.
A 700 años luz
El telescopio Hubble capta la espectacular evolución de la estrella binaria simbiótica R Aquarii en un timelapse
Este cuerpo celeste está situado a 700 años luz de la Tierra y está catalogada como una estrella binaria simbiótica. Es realmente llamativa por las violentas explosiones que expulsan filamentos de gas resplandeciente.