El biopago no está tan lejos como parece gracias a implantes de chips como el que el sociólogo Pau Adelantado tiene en su mano. "Lo que hace el implante es validar una orden que tú has pregrabado con el teléfono con el móvil o cualquier otro lector", explica Adelantado. Como, por ejemplo, saludar, abrir páginas web, acceder a redes sociales o controlar la domótica de nuestra casa. Utiliza la tecnología NFC, la misma de las tarjetas de crédito o la que nos permite pasar por los torno.

Las aplicaciones futuras son ilimitadas y podremos coger el transporte público sin tarjeta o controlar la salud a tiempo real. Incluso habrá otras más oscuras, como las que permitan convertirnos en transmisores de virus informáticos.

"Es un terreno que, según quien lo mire, puede considerarlo pantanoso, mientras que algunos consideramos que forma parte del futuro que vendrá y del mundo en el que ya estamos viviendo hoy en día", afirma Pau Adelantado

Lo cierto es que nunca antes, como ahora, se está modificando el cuerpo cuando no hay enfermedad. Y eso suscita dudas bioéticas. Begoña Ramón, profesora de Ética en la Universidad de Barcelona, señala que "desde el momento en el que hay un chip dentro del cuerpo, la intimidad puede ser accesible por otros mecanismos eléctricos que pueden dominar muchos datos sin que uno sepa que los están teniendo". "El concepto de confidencialidad e intimidad se vuelve muy gris", añade.

Hoy implantarse un chip en España es alegal porque todavía no está regulado. Pero el futuro no espera y ya está al alcance de la mano.