Su fragmento son ahora demasiado pequeños para poder ser rastreados. Así, el Observatorio de la Tierra de la NASA y el Centro de Prospección Antártica del Reino Unido (BAS) han declarado el final del otrora iceberg gigante A68. El A68, que cubría un área inicial de casi 6.000 kilómetros cuadrados, se separó como un enorme iceberg de la plataforma de hielo Larsen C de la Antártida en 2017. En los últimos meses ha estado cerca de Georgia del Sur, donde ha quedado destrozado en innumerables icebergs más pequeños.
Los datos recopilados por una expedición del BAS sobre la salinidad, la temperatura y la clorofila del agua de mar ayudarán a comprender el impacto del agua dulce extremadamente fría del derretimiento del hielo en una región del océano que alberga colonias de pingüinos, focas y ballenas.
Estas aguas también albergan algunas de las pesquerías gestionadas de forma más sostenible del mundo. El profesor Geraint Tarling, ecólogo del British Antarctic Survey, explica que "la amenaza que representaba el mega-berg A-68a para el ecosistema de Georgia del Sur era considerable, dado su tamaño y su potencial para alterar todas las partes de la red alimentaria". Y cree que las corrientes extremadamente fuertes alrededor de Georgia del Sur finalmente acudieron al rescate para desviar el iceberg de una colisión costera catastrófica.
Precisamente, la NASA difundía hace días un vídeo con el que resumían el largo viaje del A68, más de 2.500 km, desde que se desprendió hace cuatro años de la plataforma Larsen C, en la Antártida, hasta la zona norte de las islas Georgias del Sur. Además, recuerdan que el cambio climático y su aumento de temperaturas es una de las causas más probables del aumento de icebergs en algunas zonas de la Antártida.
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