Najin y Fatu son los dos únicos ejemplares de rinoceronte blanco del norte que quedan en el planeta. Ambas son hembras y, por eso, la criopreservación de sus óvulos es la única esperanza para que la especie no se extinga para siempre.
"Desafortunadamente, incluso en cautividad no se han reproducido bien, su tasa de reproducción no era suficiente para mantener la población de la especie", explica Jan Steksjal, director de Comunicación y Proyectos Internacionales de BioProject.
Así, con esos óvulos y al esperma también criopreservado de un ejemplar macho de la especie, ya desaparecido, la ONG BioRescue ha conseguido nueve embriones, gracias, en parte, al material donado por los laboratorios farmacéuticos Merck.
Ahora, la idea es implantarlos en hembras de especies similares. "Tenemos que buscar madres subrogadas, que serán rinocerontes blancos del sur o asiáticos, porque son familiares cercanos al rinoceronte blanco del norte", indica Steksjal.
Sin embargo, el proceso va a necesitar más tiempo todavía. La gestación de los rinocerontes dura 16 meses, pero todavía no se van a implantar los embriones. En este sentido, Stejskal señala que "es difícil estimar cuándo exactamente podría nacer un nuevo bebé" de rinoceronte, aunque apunta que el cálculo más optimista estima que se produzca dentro de tres años.
En cualquier caso, sería un paso fundamental para evitar su extinción. "Sería muy triste y mostraría la indiferencia de los seres humanos hacia la naturaleza si permitimos que estos animales desaparezcan", afirma el director de este innovador proyecto, que, no obstante, avisa: lo importante es que cuidemos su hábitat para que este tipo de prácticas no sean necesarias.
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