Los últimos nueve veranos han sido los más calurosos de la serie históricaa nivel global y la tendencia continuará: la ONU advierte de que los cinco próximos años serán los más cálidos jamás registrados.

En este contexto, los estudios científicos "demuestran que sin la influencia de las emisiones de origen humano muchas de las cosas que están pasando no podrían pasar", señala Jaime Ribalaygua, presidente de la Fundación para la Investigación del Clima.

Sabemos que la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero es la principal causa del calentamiento global, aunque podría no ser la única: según explica Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, "al factor antrópico se suma un factor natural, como es la propia radiación solar, que lleva dos años de mayor actividad de lo normal".

También se estudia la influencia en el clima del descenso del hielo marino o la erupción del volcán Tonga. Todo ello, en cualquier caso, implica una acción urgente, pero "no estamos en ese camino", según lamenta el consultor en sostenibilidad Jesús Marcos Gamero. Como ejemplo, señala, este año la Cumbre del Clima se celebra en Dubái y "está siendo supervisada por los propios países productores de combustibles fósiles".

El Acuerdo de París se comprometía en 2015 a limitar el incremento de temperatura en un grado y medio para finales de siglo, pero Olcina advierte de que "hacia el 2032-33 habremos alcanzado ese grado y medio y los dos grados del Acuerdo de París, señalados como un tope no deseable a alcanzar, los habremos alcanzado en la década de los 2050".

Sin embargo, aún hay margen para la esperanza, según apunta Ribalaygua, puesto que "esos modelos que han acertado cómo ha evolucionado el clima nos dicen también que, si de verdad nos ponemos las pilas y reducimos la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el impacto se acabará reduciendo". Es lo que piden millones de jóvenes del mundo entero: un planeta en el que poder vivir.