Los mosquitos provocan más de un millón de muertes cada año, ya que propagan enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla o el dengue.
Bill Gates llevaba décadas buscando una solución a este problema y, en plena conferencia, sorprendió a los asistentes al destapar un recipiente lleno de estos insectos. Sin embargo, no eran mosquitos normales, sino que habían sido modificados genéticamente.
"Estos mosquitos no son infecciosos", explicaba el fundador de Microsoft. Son fruto de un experimento de la empresa Oxitec, financiada por la Fundación Gates, que pretende acabar con los mosquitos.
Para ello, han criado machos genéticamente modificados con la idea de soltarlos y que, se reproduzcan con hembras salvajes, cuya descendencia morirá antes de la edad de beber sangre. La intención de modificar así a los mosquitos es que su población "descienda drásticamente".
"Estas son tecnologías en las que trabajamos para deshacernos del dengue y la malaria", explicaba Gates. La idea ya se ha probado en Brasil y ahora se suma el estado de Florida. Si funciona, demostrarán que pulverizar pesticidas es cosa del pasado.