Científicos y emprendedores británicos han conseguido desarrollar un bioplástico fácilmente biodegradable a partir de la quitina, un componente de los caparazones de muchos crustáceos.

Con lo que se tira a la basura se puede conseguir material reciclable que sustituya a las millones y millones de bolsas de plástico que se tiran cada año.