Terminar de usar un envase y tirarlo al borde de la calle es lo normal en Njombe, una ciudad en el suroeste de Tanzania. Dos ingenieros medioambientales vascos luchan por cambiar esa realidad. "Aquí normalmente queman los residuos y el resto la tiran por ahí o en los jardines", explica Leire Díez, ingeniera de NjomBe Beyond.

Trabajan con una ONG y pequeños emprendedores locales para enseñarles a reciclar y convertir las toneladas de basura en objetos reciclados. Han logrado financiación a través de un crowdfunding en internet: con apenas 4.000 euros han reconstruido unas máquinas inventadas por otra ONG holandesa.

"Iremos trayendo más y compartiendo lo aprendido con los emprendedores locales", relata Unai Gaztelu, ingeniero de NjomBe Beyond. Son las mismas que usan en 'Caminos sin Plástico', una asociación de la Universidad Politécnica de Madrid.

Estudiantes como Dani Mora y Eduardo Fernández, con ayuda de sus profesoras, aplican lo que estudian en clase a la vida real: "La universidad tiene que ser el espejo en el que se mira la sociedad, ser pioneros" defiende Clara Zamorano, profesora de la escuela.

Este año Dani irá a Costa Rica. Allí, además de recogidas de plástico en un parque natural, harán talleres con de concienciación con los más pequeños: "Hemos hecho limpiezas en el Parque Nacional Corcovado que no vive nadie, incluso hemos estado en playas en las que está prohibido que accedan los turistas y la cantidad de basura que hay ahí es espectacular", defiende.

Su compañero Edu seguirá su proyecto en República Dominicana, trabajando con gobiernos locales en la mejora del proceso de reciclado: "Estamos desarrollando un modelo de empresa para intentar que la población de al lise involucre en el proyecto", asegura.

Proyectos que demuestran que toda ayuda es poca en la lucha contra los residuos plásticos.